Nada más lejos de la realidad.
Hoy mismo.
No podía más, no podía ni verme,
mi cara era el rostro del fracaso, de la decepción,
de impotencia y frustración.
He puesto mis manos sobre mi cara y he roto a llorar,
no se de donde han salido tantas lagrimas,
todas descontroladas por mi cara, por las manos,
cayendo incluso a las rodillas, al suelo...como yo.
(Ojalá salieran así en ocasiones las palabras que queremos pronunciar
pero que no nos atrevemos a decir en voz alta.)
Hoy no veo nada claro.
O sí, y lo mismo eso es lo que duele, abrir los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario